2018 / 2019
Este es Nick y me pidió un shishi, más conocido como foo dog, fu dog o león chino. Lo quería como una pieza grande en la parte exterior del brazo y tenía la intención de futuramente completar todo el brazo centrándose en esta temática.
Su representación más común probablemente sea en forma de escultura de piedra y en pareja, custodiando la entrada de templos budistas por diversos países de Asia con cultura budista, y en Japón también en los templos sintoístas.
Quizás esta criatura no sea tan conocida en el occidente, pero sí es bastante popular en el oriente y hay mucho que contar y ver acerca de los poderosos shishi.
ICONOS DEL TATUAJE JAPONÉS
En breve contaré más de estos seres en la sesión de iconos del tatuaje japonés.
Empezamos este tatuaje en 2018, cuando hemos hecho el shishi en la parte exterior del brazo derecho. Se trata de una pieza grande, en un brazo grande. Han sido un poco más de 8 horas repartidas en 3 sesiones.
Entonces Nick vivía en Dinamarca y aprovechó un verano en Coruña para hacer esta pieza. Hemos dejado vacíos a los lunares del perro león, para tener la opción de rellenarlos en el futuro, cuando terminásemos el brazo. Así podríamos combinar colores con los elementos que se añadirían luego.
En 2019, Nick ha vuelto a Katattoomba para terminar todo el fondo del brazo.
Entonces él tenía, a parte del león de Buda en la parte exterior del brazo, un par de tatuajes más en el interior.
La propuesta era rellenar todo el espacio libre con gaku formado por tierra y aire, a través de la representación de rocas, peonias, nubes y viento.
A esta combinación de leones chinos y peonias se le conoce por karashishi-botan y es tan común en el irezumi, como en los grabados y pinturas de Asia, en distintos países y épocas.
Disponíamos poco tiempo, ya que Nick tenía que volver a Dinamarca. Debido a este motivo, hemos hecho algo no recomendable: dos sesiones largas con poco intervalo entre ellas. Infelizmente, es lo que hay en estas situaciones, cuando el cliente viene de muy lejos y se queda pocos días en la ciudad.
Nick está sano, tiene buena tolerancia al dolor y una gran capacidad de concentración, por esto ha sido posible hacer sesiones tan largas.
Aún así para el cuerpo es un esfuerzo muy grande cicatrizar tanta extensión de piel y al final no cicatrizó del todo bien. Se formó un poco de costra gruesa y hizo falta meter un poco más de tinta en algunas partes que han perdido pigmento cuando se cayó la postilla.
Ya sabíamos que lo más probable es que pasara esto, pero hemos optado por avanzar todo lo que podíamos y repasar lo en un próximo viaje que hiciera a Coruña.
Como he dicho antes, este cliente ya tenía dos tatuajes antiguos en el interior del brazo: una daga en el antebrazo y dos flores de loto acompañadas de una frase en el bíceps. Posteriormente, quiso tatuar una manga completa de tatuaje japonés.
En este caso, primeramente he encajado al shishi, que es el elemento principal en el exterior del brazo, para que así tenga el debido protagonismo en la composición.
Siempre llevo en consideración la forma de vestir del tatuado para situar las partes del dibujo que necesitan estar a vista para que se identifique bien la pieza. Nick suele llevar sobre todo camisetas de manga corta y por ello no quise poner la cabeza del león de Buda en la parte alta del brazo, ya que al final estaría siempre tapada por la ropa.
He puesto al perro león bajando por el brazo, con la cabeza en la parte frontal, justo arriba de la articulación del codo, con una de las patas bajando por el antebrazo acompañada de una peonía. Así, aunque lleve camiseta, se aprecia perfectamente que lo que lleva en el brazo es un karashishi-botan, o sea, una combinación de Fu Dog con peonías.
Para encajar mejor los elementos del gaku en el interior del brazo, lo hice dibujando directamente sobre la piel. Así, pude centrarme en distribuir bien los elementos y que no se pisaran entre sí.
Siempre intento no aumentar demasiado la gama de colores que el cliente ya tiene en la parte del cuerpo que me toca tatuar. Como Nick ya llevaba dos lotos azules en el bíceps, he optado por pintar las peonias de azul.
Prefiero trabajar repitiendo unos pocos colores en vez de utilizar demasiados, me parece que queda sobrio, elegante y a la vez potente. Para ello también he llevado en consideración el tono de piel, pelo y ojos del cliente.