En octubre de 2012, ya llevaba seis años en España y estaba deseando ir a Brasil, y volver a ver a mi familia que está ahí.
Anteriormente ya estaba trabajando en una serie de dibujos de chicas con temáticas distintas y pensé en dedicar una de ellas a mi tierra natal.
Quise añadirle elementos que pudieran identificarse con Brasil y a la vez conmigo. Podría haber retratado a una tía buena vestida con traje de carnaval sujetando a una pelota de futbol, esto sería algo bastante brasileño, pero no tendría nada que ver conmigo, y Brasil es infinitamente más que esto.
Me puse a pensar y llegué a la conclusión de que quería retratar a una india. En parte porque al estar viviendo en Europa me di cuenta de lo india que soy. De los rasgos y hábitos indígenas que tengo. Supongo que cuando vivía ahí no me fijaba tanto en ello por quizás parecer bastante europea en comparación a muchos de mis paisanos.
Por otra parte, quise una india porque me fascina la cultura y estética indígena, con sus plumajes, adornos y pinturas tribales. Y sobretodo, por tener presente de dónde vengo y homenajear a todos los indios de todas las tribus.
Al final, elegí de entre tantas tribus, la Caiapó (o Kayapó), y ilustré a una chica que lleva las cejas rapadas, aderezos, pintura facial y corporal típicos de este clan.
Mientras trabajaba en esta ilustración, me di cuenta de que en mi vida había tenido poco contacto con los indígenas que todavía preservan su estilo de vida original.
Los Guaraníes estaban encantados con mis tatuajes y querían verlos detenidamente a cada uno. Como tatuadora que soy, quería marcarles la piel. He llevado tinta y estuve pintando a los indiecitos. Ninguno hablaba portugués, pero nos entendíamos perfectamente. Hacían cola para que les pintara, y una vez que terminaba de pintarles, volvían al final de la cola para pintarse otra vez.
Y por ultimo ya nos pintábamos todos unos a los otros. Estuvo muy bien conocerles, y que me conocieran a mi. Seremos distintos en muchas cosas, y ¡Viva la diferencia y la variedad! Sin embargo no hay que olvidar jamás que en la esencia somos iguales.